Reducción sostenida de homicidios
El gobierno del presidente Nayib Bukele ha impulsado una transformación sin precedentes en materia de seguridad pública. Desde 2019, la implementación del Plan Control Territorial, sumada al Régimen de Excepción a partir de 2022, permitió que el país alcanzara cifras históricamente bajas en homicidios.
En varios años del actual gobierno, El Salvador ha registrado algunos de sus niveles más reducidos de violencia letal, con tasas que se ubican entre las más bajas de la región. Además, el país ha acumulado más de mil días sin homicidios en distintos períodos del mandato, algo sin precedentes en administraciones anteriores.
Recuperación de territorios y combate a estructuras criminales
Una de las principales acciones destacadas por el Ejecutivo ha sido la recuperación de comunidades que durante décadas permanecieron bajo control de pandillas.
El despliegue policial y militar, junto con operativos focalizados, permitió neutralizar estructuras que operaban en zonas urbanas y rurales. Miles de integrantes de estas organizaciones criminales fueron capturados, incluyendo supuestos cabecillas que mantenían operaciones activas.
Como resultado, sectores históricamente conflictivos experimentan actualmente mayor movilidad, reactivación comunitaria y disminución del temor asociado a la presencia de grupos delictivos.
Caída en delitos de alto impacto
Además de la reducción de homicidios, el gobierno reporta disminuciones en otros delitos graves como extorsiones, robos y desapariciones. El impacto se refleja en una mejora de la vida cotidiana, donde las actividades comerciales y comunitarias han retomado dinamismo en territorios que antes enfrentaban restricciones impuestas por la delincuencia.
Mejora en la percepción de seguridad
La población ha manifestado una percepción más favorable respecto a la seguridad en las calles, espacios públicos y medios de transporte. Las medidas implementadas por el Gobierno han contribuido a que El Salvador sea percibido hoy como uno de los países más seguros de América Latina, después de décadas de ubicarse entre los más violentos del mundo.
