Durante los pontificados de Benedicto XVI y Francisco, Robert Sarah fue nombrado prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, uno de los cargos más relevantes del Vaticano. Desde esa posición, impulsó posturas conservadoras en temas morales y sociales. Aunque se retiró oficialmente en 2021 al cumplir 75 años, su figura mantiene presencia dentro de la Iglesia.
Su nombre resurge con frecuencia al hablar de un futuro cónclave, especialmente entre quienes buscan un liderazgo firme y una visión tradicional en el próximo pontífice. Para algunos sectores, su elección sería también un reconocimiento al crecimiento del catolicismo en África, una región donde la fe ha experimentado una notable expansión en las últimas décadas.
La posibilidad de que Robert Sarah llegue al papado rompería un paradigma histórico, al convertirlo en el primer papa negro, hecho que simbolizaría un mensaje de inclusión y representación global. Más allá de ese aspecto, su perfil combina experiencia, fidelidad doctrinal y una conexión directa con una región en ascenso dentro del cristianismo.
Nacido en 1945 en Ourous, Guinea, Sarah inició su formación religiosa en seminarios locales y luego continuó sus estudios en Roma y Jerusalén. Fue ordenado sacerdote en 1969 y, en 1979, se convirtió en arzobispo de Conakri. Su liderazgo se desarrolló en un contexto político complejo y fue consolidando su influencia dentro de la Iglesia.
En un momento de tensiones internas y transformaciones, el cardenal Sarah destaca como uno de los nombres con mayor peso en las discusiones sobre el futuro del papado.