Donald Trump anunció que viajará a China tras aceptar una invitación del presidente Xi Jinping, luego de mantener una “muy buena llamada” con él. El mandatario estadounidense afirmó en Truth Social que “la relación con China es extremadamente sólida”, aunque no reveló detalles sobre posibles acuerdos ni precisó cuándo sería la visita. Indicó que en la conversación abordaron temas sensibles como la guerra en Ucrania y Rusia, el tráfico de fentanilo, así como la exportación de soja y otros productos agrícolas.
El anuncio genera expectativa internacional al producirse en plena campaña electoral estadounidense, en un contexto donde la postura hacia China es uno de los principales focos de debate entre demócratas y republicanos. Expertos sostienen que cualquier gesto de acercamiento podría impactar en la percepción pública sobre su liderazgo y su capacidad para negociar con potencias rivales. No obstante, analistas también advierten que, sin confirmación oficial de Pekín, es difícil medir el alcance real de esta comunicación.
Las relaciones entre Estados Unidos y China atraviesan momentos de tensión debido a disputas comerciales, avances tecnológicos como la inteligencia artificial, seguridad internacional y la influencia geopolítica en regiones como el Indo-Pacífico. Trump ha recurrido en ocasiones anteriores a destacar sus vínculos personales con líderes internacionales como parte de su estrategia de fortalecimiento político, lo que podría replicar con este anuncio. La declaración se interpreta como un intento de reposicionamiento en el escenario diplomático global mientras busca consolidar apoyo interno de cara a las elecciones.
