Las hojuelas del Día de los Muertos son un símbolo de la tradición salvadoreña que se remonta a la época colonial, cuando la influencia española se mezcló con técnicas locales de preparación de harinas y dulces.
Este postre se elabora con harina de trigo, huevos, manteca y azúcar, y suele aromatizarse con anís o vainilla. Su característica principal es su textura delgada y crujiente, y se pueden encontrar en formas redondas, rectangulares o con cortes decorativos.
Durante los días previos al 2 de noviembre, las hojuelas se venden en mercados y ferias, y muchas familias las preparan en casa siguiendo recetas transmitidas de generación en generación. Este dulce no solo acompaña las ofrendas para los seres queridos que han partido, sino que también simboliza alegría y unión familiar, manteniendo viva una de las tradiciones más emblemáticas de El Salvador.
