El Salvador vuelve a ser noticia en el ámbito financiero global. Este 9 de julio de 2025, el presidente Nayib Bukele publicó la actualización del portafolio bitcoin que posee el Estado, revelando cifras históricas: un balance actual de $691,599,204, lo que representa un aumento del 86.57% respecto a su inversión inicial de $291,721,896. Las ganancias no realizadas alcanzan los $399,877,307, un retorno de 137.07% sobre el capital invertido.
La imagen difundida por Bukele —que muestra el dashboard del portafolio— refleja además cómo en los últimos siete días se consolidó este crecimiento, con un máximo de $691.6 millones, tras un comportamiento fluctuante entre $663 millones y el pico actual.
Contexto de la apuesta salvadoreña por bitcoin
El Salvador se convirtió en septiembre de 2021 en el primer país del mundo en adoptar el bitcoin como moneda de curso legal. Desde entonces, el gobierno ha impulsado compras periódicas de la criptomoneda, utilizando diversas estrategias, desde “comprar el dip” (aprovechar caídas de precio) hasta adquisiciones diarias de una fracción de bitcoin.
Además de servir como instrumento de inversión, la medida buscó incentivar el turismo y atraer empresas tecnológicas interesadas en un ecosistema amigable con las criptomonedas. Esto posicionó al país en el mapa global como un referente para la industria cripto y la comunidad inversora internacional.
La estrategia del gobierno salvadoreño ha estado marcada por un alto nivel de exposición voluntaria a la volatilidad del mercado de bitcoin. Durante los ciclos bajistas de la criptomoneda, las reservas nacionales llegaron a mostrar pérdidas latentes, lo que alimentó críticas de opositores políticos y advertencias de organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.

Ganancias pero aún sin realizar
Hoy, con bitcoin cotizando en los mercados internacionales por encima de los $70,000, el portafolio estatal salvadoreño experimenta una valorización récord. Sin embargo, es importante subrayar que estas ganancias son, de momento, no realizadas. Esto significa que El Salvador mantiene sus bitcoins sin venderlos, por lo que el beneficio está sujeto completamente a las fluctuaciones del precio.
El propio Bukele ha reiterado en sus redes que la estrategia tiene un horizonte de largo plazo. En un reciente mensaje publicado en X (anteriormente Twitter), afirmó que “la paciencia es la clave” y que los resultados que hoy se ven reflejan una política consistente de acumulación. Este mensaje ha sido interpretado por analistas como una señal clara de que el gobierno no tiene intención de liquidar parte del portafolio en el corto plazo.
Reacción internacional y perspectivas
Diversos portales especializados en criptomonedas, como CoinDesk y Bitcoin Magazine, han destacado el nuevo récord alcanzado por El Salvador, subrayando que se trata de un experimento económico sin precedentes. Algunos economistas consideran que la experiencia salvadoreña podría allanar el camino para que otras economías emergentes evalúen un modelo similar, donde el bitcoin sirva como parte de sus reservas nacionales.
No obstante, también persisten voces que alertan sobre el riesgo que representa mantener un volumen tan significativo de fondos estatales en un activo tan volátil. “El Salvador muestra actualmente ganancias extraordinarias, pero la naturaleza especulativa de bitcoin implica que esas cifras pueden cambiar radicalmente en cuestión de semanas”, señaló un informe reciente de Bloomberg.
A pesar de ello, el caso salvadoreño ha logrado consolidar el interés de inversores y observadores internacionales, que siguen con atención cada actualización del portafolio. En foros globales sobre blockchain y finanzas descentralizadas, el país centroamericano es citado recurrentemente como el primer laboratorio de política monetaria basada en bitcoin a nivel nacional.
Un hito que mantiene al país en el centro del debate
Por ahora, El Salvador disfruta de una valorización que no solo robustece la narrativa gubernamental de éxito en su estrategia, sino que también alimenta el interés de sectores privados, inversionistas institucionales y entusiastas de las criptomonedas de todo el mundo.
A más de tres años de convertirse en pionero en la adopción del bitcoin como moneda de curso legal, el país sigue demostrando que su apuesta, aunque no exenta de riesgos, lo mantiene en el epicentro del debate global sobre el futuro del dinero y las finanzas estatales en la era digital.