El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, difundió su primer mensaje público tras recuperar la libertad, en el que atribuyó su liberación a “la misericordia de Dios” y a la intervención del expresidente estadounidense Donald Trump. Hernández aseguró que jamás perdió la fe durante los años que, según dijo, estuvo sometido a una “pesadilla” marcada por un juicio manipulado, testimonios falsos y una campaña de desprestigio en su contra.
En su declaración, Hernández afirmó que su caso fue utilizado como parte de una persecución política impulsada por “la izquierda radical de Honduras y de otros países”, así como por funcionarios de la administración Biden y actores del llamado “Estado Profundo”. Señaló que estos sectores habrían buscado sacarlo del país, destruirlo políticamente y borrar su legado. Según el exmandatario, el juicio estuvo construido sobre acusaciones de narcotraficantes cuyos carteles fueron desmantelados durante su gobierno, y quienes —según afirmó— reconocieron en audiencia que no tenían evidencia en su contra más allá de sus palabras.
Hernández también denunció la supuesta ocultación de evidencia exculpatoria, el bloqueo de testigos y la eliminación de informes oficiales que, asegura, respaldaban su inocencia. Recordó que su administración impulsó reformas históricas —incluida la reforma a la extradición— para enfrentar el crimen organizado en coordinación con agencias de seguridad de Estados Unidos. Sostuvo que estos avances, que llevaron a la extradición de líderes de carteles, provocaron represalias que derivaron en una conspiración para destruirlo.
Durante su mensaje, expresó gratitud a su familia, a hondureños dentro y fuera del país, a expresidentes de la región y a ciudadanos estadounidenses que, según dijo, reconocieron similitudes entre su caso y otros procesos que consideran de persecución política. Afirmó que cada mensaje de apoyo le dio ánimo para perseverar pese a las condiciones que enfrentó en prisión.
Hernández también criticó a sectores políticos que —según él— ahora intentan reescribir la historia de Honduras. Rechazó la narrativa de “narcodictadura” y aseguró que sus doce años en el poder fueron un esfuerzo, junto a miles de ciudadanos, para reconstruir un país que recibió devastado. Llamó al “pueblo hondureño a no olvidar” quiénes pactaron con el crimen organizado y quiénes, según él, lo combatieron.
El expresidente agradeció especialmente a Donald Trump por el perdón que permitió su liberación y por lo que calificó como un mensaje claro al pueblo hondureño sobre la importancia de una Honduras “segura, fuerte y próspera”. Señaló que el liderazgo de Trump “marcó toda la diferencia” y afirmó que su caso se convierte ahora en un testimonio de que “la verdad puede silenciarse por un tiempo, pero no puede ser borrada”.
Hernández concluyó diciendo que inicia una nueva etapa dedicada a revelar lo que, según él, fue ocultado en su proceso judicial: “Hoy comienzo la tarea de asegurarme de que la verdad sea escuchada”. Cerró su mensaje invocando un pasaje bíblico —Juan 8:32— y pidiendo bendiciones para Honduras, Estados Unidos y el continente americano.
