A primeras horas del miércoles, María Aurelia Hernández, de 75 años, salió como cada mañana desde su hogar en el distrito de Cuisnahuat, con su canasto de queso y crema artesanal. Su destino era San Julián, un recorrido que conocía de memoria, pues durante años caminó sus calles y pasajes ofreciendo sus productos. Pero esta vez no volvió.
La tragedia ocurrió en la colonia Karlita 1, en el distrito de San Julián, donde fue atropellada por un vehículo particular mientras se dirigía a iniciar su jornada. Testigos relatan que la septuagenaria era reconocida por su esfuerzo y constancia, una figura conocida por muchos vecinos que hoy lamentan su partida repentina.
María Aurelia no solo vendía queso y crema; llevaba consigo una historia de lucha y trabajo que inspiraba respeto. Su muerte deja un vacío entre quienes la veían pasar cada mañana y quienes, sin saber su nombre, conocían su rutina y valoraban su presencia.
Las autoridades ya investigan lo ocurrido, mientras la comunidad despide con pesar a una mujer que, hasta su último día, salió a ganarse la vida con dignidad.